novedoso”, refrenda Ignacio Martínez, jefe de Obra. Incluso los núcleos de los ascensores o las escaleras recurren a este material. Sorprende ade-más la escondida sencillez de los pilares, con forma cruciforme y distri-buidos en ángulos de 45º. Su ritmo refuerza la sensación de recogimien-to y diálogo. El espacio interior diáfano, flexible, se adapta a las necesidades de cualquier empresa. Podrá crear espacios íntimos de reuniones o áreas de trabajo diferenciadas, la distancia permite usos independientes. “Hemos mantenido un criterio de restauración muy conservador y tradicional, nuestra intervención deja ver el paso del tiempo”, subraya Ruiz. “El tiempo también pinta”, decía Goya para censurar que el exceso de res-tauración merma la originalidad de las pinturas. El cuadro de Ombú integra la arquitectura en el paisaje, que es exac-tamente el método de la rehabilitación regenerativa para descarbonizar la ciu-dad. Los 12.000 metros cuadrados de zonas verdes, jardines y bosque urba-no, con más de 350 árboles y más de 28.000 plantas, sostienen un ecosiste- ombú contribuye al desarrollo social y económico del sur de madrid