gerador, sino frío constante para conservar medicamentos o la leche de un bebé. A cientos de kilómetros, Rodrigo Soto, responsable de acciona.org en el país, explica cómo las ventanas de la oficina en Santiago ofrecen una panorámica del calentamiento planetario: los Andes pelados de nieve al final de este invierno austral. “Apenas ha habido precipitaciones y las temperaturas han sido inusualmente altas, mientras el desierto de Atacama sigue avanzando hacia el sur”. Los pescadores pertenecen a una comunidad (cercana a un proyecto emblemático de ACCIONA, el parque eólico de Punta Palmeras) con la que la Fundación ha comenzado su labor desde su llegada a Chile hace algo más de un año. De hecho, ya en 2014 la compañía facilitó el cam-bio de propiedad de las tierras que ocupaban los rucos de los pescadores para que el Estado fuese el propietario legal y así comprometer la cons-trucción, por parte del Gobierno, de un muelle más protegido para des-cargar las algas. Ahora la Fundación renueva esa confianza con la comunidad mediante “un acercamiento exquisito, respetuoso, para entender no las necesidades que nos imaginamos, sino las que realmente tienen porque nos las cuentan”, explica Soto. De ese conocimiento surgieron las tres opciones de suministro de energía para la caleta Maitencillo, y la mayo- Antes de la llegada de acciona.org, algunas cabañas de pescadores obtenían energía mediante generadores de gasolina, a costa de dedicar hasta la mitad del sueldo mensual a ese gasto.