dad de género y racial. El 76% sostiene que un país resulta más fuerte cuanta mayor es su diversidad étnica. En esa fotografía, las mujeres no salen veladas: un 68% de la población defiende que los países goberna-dos por ellas son mejores. El resultado de esta mentalidad es sentido de pertenencia, una buena imagen de marca-país. “La gente considera a los canadienses más moderados, más liberales. La verdad es que somos un pueblo agradable”, apunta Jeannette Campbell, CEO de The Ontario Disability Employment Network’s, sobre esa idiosincrasia proclive a la inclusión. A diferencia de casi todos los demás países del mundo, en Canadá el concepto de extranjero apenas tiene sentido porque todo el mundo o lo es o lo ha sido su familia directa. Por lo tanto la plena acogida a quien llega es natural. Eso sí, la sociedad puede ser exigente al esperar respeto a sus valores fundamentales. La economía concilia sostenibilidad y riqueza El mapa económico es un triangulo equilátero de transparencia, segu-ridad y estabilidad jurídica, con mucho de las tres. Gobernada por el primer ministro Justin Trudeau, liberal, su economía se ha recupera-do rápidamente de la pandemia. La receta: distribución de vacunas, Fue el primer país del mundo en adoptar el multiculturalismo como política de Estado, nada menos que en 1971.