infraestructuras Como en Cuento de Navidad, ese país crea su presente con los pies en el pasado y los ojos en el futuro. Viene de un crecimiento sostenido que lo convierte en la duodécima econo-mía global. Frente a esa progresión, se levantan retos como cierta depen-dencia de China, revertir la desindus-trialización y ganar competitividad frente a sus pujantes vecinos asiáti-cos, como señalaba un informe de la Oficina Económica y Comercial de España en Sídney. El espíritu del futuro añade el reto de convertir en factor de progreso la lucha contra el cambio climático, con efectos ya devastadores, mediante la estrategia de descarbonizar la economía. ¿Qué puede lograr este equilibrio entre lo virtuoso del pasado y la nece-sidad de cambio? Muchas cosas, cla-ro, pero en cabeza destacan dos que no por casualidad aparecen también entre los factores críticos de la revo-lución tecnológica. Uno, las personas, su mentalidad y su talento para tomar las decisiones adecuadas. Dos, las infraestructuras que ponen y cana-lizan los medios para transformar la economía. Y para contribuir a que las decisiones generen las consecuencias deseadas.