el madrid prefabricado la edificación (modular) que contribuye a la ciudad (habitable). por JP Zurdo En una escena de la película El Pisito (1958), un tranvía se cruza con un rebaño de cabras en la madrileña barriada de San Blas. La trama narra los apuros de una pareja de novios para encontrar vivienda; de fondo, el contraste entre ese medio de transporte y el ganado retrata la transformación del campo en periferia. En aquellos años, un cinturón de infraviviendas, algunas a solo media hora caminada de la Puerta del Sol, cobija a parte de una avalancha humana que desborda toda planificación urbanística. Durante los años sesenta avanza otro escenario. Urge edificar en masa, rápido, barato, lo que a menudo relega la calidad. Pero obras como las de esta imagen equilibran los términos: productividad y economía con una relación cali-dad-coste superior a las promociones tradicionales. En vez de construir in situ desde cero, Entrecanales y Távo-ra instala en Madrid una factoría que prefabrica viviendas modulares. Al industrializar los procesos, agiliza plazos y escala su capacidad. Logra una licencia de explotación nacional para un país en pleno desarrollismo. En Madrid, la compañía entrega 420 viviendas: 336 en San Blas, 42 en Vallecas y 42 en Valdezarza, de dos, tres y cuatro dormitorios (61,44 m2; 81,82 m2 y 102,40 m2). Su modelo fue galardonado en la competición europea sobre vivienda avanzada celebrada en Gante (Bélgica) y recibió el premio de la Fundación March a las aplicaciones técnicas e industriales.