INFRAESTRUCTURAS CRECIMIENTO, INVERSIONES Y CAPACIDAD LABORAL Época incierta. ¿Cuál no? “Le tocaron, al igual que a todos los hom-bres, años difíciles en los que vivir”, escribió Borges. Aunque el Sudeste Asiático resiente la coyuntura, este año el PIB de Singapur crecerá el 3,3% y no caminará solo: Vietnam repuntará un 6,6% y Filipinas, el 6,3%, según Standard & Poors. Las previsiones de crecimiento para 2023 superan el 5% en Filipinas, Singapur, Indonesia, Malasia y Tailandia. Mientras la inflación europea se dispara, las proyecciones para este ejercicio rondan el 5,7% en Singapur y el 5,3% en Filipinas. En Vietnam, ni el 3%. Las luces largas para la inversión en infraestructuras alumbran un crecimiento medio del 4% al 5% en toda la región durante la próxima década, de acuerdo con Bain & Company. ASEAN se deja querer por las potencias globales y recibe abundantes capitales, sobre todo chinos. Por ejemplo, la inversión extranjera directa alcanzó en 2020 los 175.000 millones de dólares, un +44%. Dos ejemplos señalan la tendencia de los mercados más dinámicos: Singapur, centro financiero global y destino prioritario para operar en la región, abrió la puerta a 99.000 millones de dólares foráneos en 2021, mientras Vietnam atrae capitales antaño destinados a la propia China, gracias a “su conve-niente logística, materias primas de alta calidad y una fuerte ética labo-ral”, desgrana Bing Yuan, analista internacional en la gestora Edmond de Rothschild. Y gracias a la juventud, otra de las claves del progreso regional. La edad media de los trabajadores vietnamitas es de 32 años, frente a 38 en China. Nike ha localizado allí más de la mitad de su producción de cal-zado. Samsung es el principal inversor extranjero, fabrica el 58% de sus smartphones y genera el 20% de la riqueza del país. Vietnam ilustra el salto desde aquella dura nación descrita en El americano impasible a una sociedad emprendedora.